Es posible encontrar un amplio (y lucrativo) mercado de aplicaciones (tanto en las tiendas oficiales como ne las no oficiales) que se dedican a monitorizar las cuentas de WhatsApp de terceras personas.
La palabra privacidad se define como ámbito de la vida privada que se tiene derecho a proteger de cualquier intromisión. La información que almacenamos en el teléfono móvil es parte de la vida privada, por lo que echar un vistazo al teléfono móvil de nuestra pareja mientras se va al baño pasa de travesura a delito muy rápidamente. En concreto, estarías incurriendo en un delito de Descubrimiento y Revelación de Secretos contemplado en el artículo 197 del Código Penal.
WhatsApp es la aplicación diana de estos fisgones y fisgonas que movidos por los celos, la curiosidad y la imprudencia aprovechan la mínima oportunidad para abrir lo que termina siendo una caja de Pandora. A pesar de que la aplicación se enfoque en proporcionar cada vez más privacidad al usuario, existen aplicaciones de terceros que aprovechan la más mínima vulnerabilidad para revelar información a la pareja tóxica de turno.
En la actualidad, la aplicación de mensajería almacena la mínima cantidad de datos de sus usuarios, cifrando de punto a punto los mensajes y los archivos intercambiados en los chats. Hasta permite poner contraseña a las conversaciones, pero hay algo que se dejaron en el aire, el indicador de En línea que señala cuando el usuario tiene abierta la aplicación en su teléfono móvil, es decir, cuando la está utilizando conscientemente.
Lo que parece ser un indicador inofensivo que por ahora no se puede desactivar desde la propia aplicación, no como ocurre con la última hora de conexión, protagonista de tantas discusiones, la cual sí se puede quitar, ha servido como hilo del que tirar para muchas aplicaciones espía.
CÓMO FUNCIONAN
Estas aplicaciones intrusivas no requieren ni el más mínimo conocimiento de informática. El espía no es un hombre con un pasamontañas aporreando un teclado de ordenador para ‘picar’ código como un maníaco, puede ser cualquiera con acceso a Internet y mucha mala baba. Basta con introducir en la aplicación el número de teléfono de la persona que se quiere monitorear para que la app, de forma automática, realice un informe detallado del uso que hace ese usuario del servicio de mensajería durante días y hasta semanas. Creando perfiles detallados de la actividad y de las interacciones del usuario.
«Piensa en monitorear adolescentes que pasan despiertos toda la noche chateando antes de un examen importante, compañeros de trabajo que pasan más tiempo del que deberían en WhatsApp o incluso miembros de la familia y amigos que están involucrados en negocios sospechosos. Si necesitas saberlo desesperadamente, estamos aquí para ayudar», así reza una de las aplicaciones espías que recoge el medio Business Insider.
Si leer hasta aquí ya te ha horrorizado, prepárate un té antes de continuar, porque estas aplicaciones no se quedan aquí. Algunas de ellas permiten comparar el uso de WhatsApp de varios usuarios, tan sólo introduciendo sus teléfonos móviles, para poder concluir que usuarios estaban hablando entre sí y en qué momento, aunque no el contenido de los mensajes. Un Gran Hermano de andar por casa que ya de distópico tiene poco.
EL KARMA EXISTE
Basta con hacer una simple búsqueda en Google de aplicaciones para espiar/hackear WhastApp para darse cuenta de que es complicado, de primeras, dar con aplicaciones que funcionen y de las que no terminen siendo víctima el espía. Muchas de las app que prometen espiar hasta el texto de los mensajes que intercambia la víctima con en realidad un timo que se aprovecha de la desesperación y las malas intenciones de la gente.
Al principio, estas aplicaciones parecen funcionar pero antes de enviar la ansiada información piden pasar por caja, para después, tras el desembolso, quedarse cargando hasta el final de los tiempos o dar un error con el que el espía, con unos euros menos en la cuenta, no puede hacer otra cosa que poner cara de tonto.
Una de las más famosas fue WhatsAppSpy, cuyo creador acabó detenido. El joven ingeniero murciano fue detenido cuando ya había obtenido de beneficio 40.000 euros estafando a los usuarios que pretendían espiar conversaciones ajenas. Toda una moraleja para quién todavía siga teniendo ganas de probar suerte con este tipo de aplicaciones espía.
Según recoge Business Insider, WhatsApp asegura que estas aplicaciones infringen sus términos de uso. La compañía también afirma que tiene sistemas de detección de este tipo de servicios y aplicaciones de terceros que han funcionado en un pasado bloqueando aplicaciones espía similares, por lo que suponemos que en un futuro también dejarán de funcionar. Así que por ahora no queda otra que esperar a que el espía se tope con una aplicación fraudulenta que le haga aprende la lección.